Tokio debe «negociar seriamente con la comunidad internacional y explorar conjuntamente métodos científicos seguros, transparentes y aceptables», según la Embajada china en el país.
La Embajada de China en Tokio ha instado este martes a Japón a suspender su plan para liberar al mar el agua radiactiva tratada que fue utilizada para enfriar los reactores de la planta nuclear de Fukushima tras el accidente de 2011.
«El agua contaminada procedente de la central nuclear de Fukushima contiene más de 60 radionucleidos, para muchos de los cuales no existen tecnologías de purificación eficaces por el momento. La eficacia y sostenibilidad del sistema de purificación japonés no cuenta con el respaldo de credibilidad suficiente», denuncia la legación diplomática.
El embajador de China en Japón, Wu Jianghao, insta a la parte japonesa a «suspender de inmediato el plan de descarga en el mar!, así como a «negociar seriamente con la comunidad internacional y explorar conjuntamente métodos científicos, seguros, transparentes y aceptables».
Paralelamente, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, empezó este martes una visita de cuatro días a Japón. Grossi se reunió con el primer ministro japonés, Fumio Kishida, para presentar un informe de seguridad con los resultados de un estudio de dos años.
El informe indica que el plan del Gobierno japonés «tendrá un impacto radiológico insignificante sobre la población y el medio ambiente«. «Basándose en su evaluación exhaustiva, el OIEA llegó a la conclusión de que el enfoque elegido para el vertido del agua […], así como las actividades relacionadas de Japón, cumplen las normas internacionales de seguridad aplicables», subrayó el director general del organismo.
El plan de Japón choca con la fuerte protesta de las comunidades pesqueras locales, así como de los países vecinos, entre ellos Corea del Sur, China y de algunas naciones insulares del Pacífico.
- En abril de 2021, las autoridades niponas y el operador de la planta, la compañía TEPCO, anunciaron su intención de verter al mar las aguas residuales tratadas para eliminar la mayoría de los materiales radiactivos, lo que, aseguran, no supondrá una amenaza para la salud humana ni para el medioambiente marino.
- Sin embargo, estos residuos podrían aún contener tritio, una forma radiactiva de hidrógeno natural que es técnicamente difícil de separar del agua.