El enojo público viene escalando por la respuesta gubernamental al reciente incendio forestal en Hawái (Estados Unidos), que ha causado la muerte de al menos 93 personas, según informó el diario británico The Guardian.
«Los residentes se preguntan por qué no hubo advertencias ni planes para garantizar una respuesta rápida y efectiva para las víctimas que aún sufren las consecuencias del incendio», dijo el rotativo.
Días antes de que estallara el incendio, el más mortífero en más de un siglo en la historia estadounidense, los pronósticos meteorológicos advirtieron sobre peligrosas condiciones de fuego provocadas por fuertes vientos y baja humedad, según el informe.
Si bien los «cortes de energía por seguridad pública» pueden ayudar a reducir los riesgos de incendio en la infraestructura eléctrica, la publicación reveló que «la empresa Hawaiian Electric no había adoptado esta estrategia como parte de su plan de mitigación».
Andrea Barretto, codirectora ejecutiva de la Organización de Manejo de Incendios Forestales de Hawái, una institución sin fines de lucro dedicada a la prevención y la recuperación ante la ocurrencia de fuego no controlada, dijo que la institución lanzó un plan de preparación para las comunidades locales hace casi una década.
Pero, explicó Barretto, como los recursos eran escasos y la comunidad carecía de experiencia para manejar incendios a gran escala, no se pudieron «convertir un plan sobre el papel en una implementación efectiva».