La Embajada del gigante asiático en Washington calificó de «fabricaciones malintencionadas» las sospechas de espionaje.
Funcionarios estadounidenses citados este lunes por The Wall Street Journal afirmaron que ciudadanos chinos han entrado en bases militares y otros lugares sensibles en EE.UU. hasta en un centenar de ocasiones durante los últimos años.
Según el periódico, en 2022 el Departamento de Defensa, el FBI y otras agencias llevaron a cabo una reunión para abordar cómo limitar las intrusiones de chinos en las instalaciones militares sin la debida autorización. La lista de los casos discutidos incluye a ciudadanos chinos que entraron en un campo de misiles en el estado de Nuevo México y supuestas actividades de buceo cerca de un sitio de lanzamiento de cohetes espaciales en Florida. De acuerdo con los funcionarios, estas acciones tienen como objetivo probar la seguridad de estas instalaciones.
Además, añadieron que en algunos casos los intrusos de las bases militares se justifican alegando que están buscando el restaurante de comida rápida más cercano con el uso de Google Maps.
Entre tanto, un miembro del comité de inteligencia de la Cámara de Representantes del Congreso de EE.UU., el demócrata Jason Crow, constató la preocupación de los legisladores sobre la falta de un fundamento jurídico adecuado en este ámbito. «Necesitamos trabajar estrechamente con nuestros socios estatales y locales para entrenarlos y equiparlos», señaló el congresista.
En la Casa Blanca, el Departamento de Seguridad Nacional y el FBI se negaron a comentar la situación, mientras que desde el Pentágono respondieron en términos generales. Sue Gough, vocera del Departamento de Defensa de EE.UU., dijo que, en algunos casos, individuos acceden de manera no autorizada a las instalaciones militares atravesando los controles de seguridad a toda la velocidad. No obstante, no entró en detalles, citando razones de seguridad nacional. Añadió que el Pentágono realizó varias revisiones de seguridad de las bases militares desde 2018, aseverando que «los resultados de las revisiones han informado y seguirán informando cambios de postura protectora de nuestras bases».
Emily Harding, analista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington, opina que Pekín manda a sus espías a EE.UU. «en grandes cantidades». «Si atrapan a algunos de ellos, al Gobierno de EE.UU. le resultará muy difícil demostrar algo salvo la invasión de propiedad privada, y aquellos a los que no atrapen probablemente recopilen algo útil», señaló.
A su vez, el portavoz de la Embajada china en Washington, Liu Pengyu, calificó las sospechas de espionaje como «fabricaciones malintencionadas». «Instamos a los funcionarios competentes de EE.UU. a abandonar la mentalidad de la Guerra Fría, dejar las acusaciones infundadas y hacer más cosas propicias para reforzar la confianza mutua entre los dos países y la amistad entre los dos pueblos», manifestó el diplomático.