Naciones Unidas ha alertado del incremento de la represión contra los ciudadanos y ciudadanas de Rusia desde el inicio de la invasión de Ucrania, con una persecución constante de opositores, críticos y medios de comunicación.
La encargada de la ONU para el análisis de la situación de los Derechos Humanos en Rusia, Mariana Katzarova, ha detallado los miles de casos que ha podido documentar su oficina en este año y medio a pesar de la falta de colaboración de las autoridades rusas.
«No recibimos respuesta por parte de Rusia a nuestras peticiones, está intentando minar la labor de la ONU, pero aun así podemos asegurar que el nivel de represión de opositores y de persecución de medios de comunicación no tiene precedentes en la historia reciente de Rusia», ha asegurado Katzarova.
Según los casos que ha podido documentar su oficina, al menos 20.000 personas han sido arrestadas desde el inicio de la invasión, se han dado casos de tortura y violencia sexual contra los detenidos y unas 600 organizaciones no gubernamentales han sido clausuradas.
«La sociedad civil está siendo clausurada por las autoridades», ha afirmado Katzarova.
Según la experta de la ONU, «aún no estamos en los números de la época estalinista, pero es el momento de detener esta situación para que no se deteriore hasta el nivel de la represión de la época de Stalin».
La relatora ha destacado el volumen creciente de casos de represión y discriminación que no sólo afectan a quienes critican la invasión de Ucrania, sino también a minorías étnicas o al colectivo LGTBIQ+.
La relatora ha presentado estas conclusiones en un informe en el que detalla que se persigue incluso lo que se enseña o se crea en las escuelas y que cada semana se añaden nuevas leyes en el país para justificar los arrestos arbitrarios o el acoso contra los opositores.
También ha confirmado que está en contacto con los abogados de opositores detenidos como Alexei Navalny o Vladimir Kara-Murza. De este último, de hecho, ha advertido que está en mal estado de salud y que su vida corre peligro por la falta de una atención médica adecuada.
Por último, Katzarova ha recordado la responsabilidad que tiene Rusia como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.
«Es muy importante que dé ejemplo a otros países, que demuestre que nadie está por encima de la ley. Los miembros permanentes tienen capacidad de decidir sobre nuestro futuro, sobre si será o no pacífico», ha concluido la relatora.
Katzarova confía en que su oficina pueda seguir trabajando a pesar de la falta de colaboración de las autoridades rusas. Es la primera vez en la historia de la ONU en la que el Consejo ha autorizado que expertos en Derechos Humanos investiguen posibles violaciones de estos dentro de las fronteras de uno de los miembros permanentes.
El informe de la ONU es un duro golpe para el régimen de Putin. Las cifras de represión son alarmantes y demuestran que el gobierno ruso está utilizando todos los medios posibles para silenciar a la disidencia.
La persecución de opositores, críticos y medios de comunicación es un claro signo de que el régimen está cada vez más debilitado. La guerra en Ucrania ha puesto de manifiesto las debilidades del gobierno ruso y ha provocado un aumento de la oposición interna.
La represión de la disidencia es una señal de que el régimen está desesperado por mantener el control. Sin embargo, es probable que esta estrategia a largo plazo acabe por socavar aún más su legitimidad.