En un fallo histórico, la Corte Constitucional de Ecuador ha despenalizado la eutanasia, en respuesta a la demanda presentada por Paola Roldán, una mujer que padece de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y buscaba acceder a una muerte digna.
La decisión, tomada por siete de los nueve magistrados, establece que la eutanasia gozará de «constitucionalidad condicionada» y no se condenará al médico que la practique, siempre que se cumplan ciertos requisitos. Estos incluyen que el paciente solicite la eutanasia de manera libre, informada e inequívoca, y que sufra un intenso sufrimiento debido a una lesión corporal grave e irreversible o a una enfermedad grave e incurable.
El largo camino de Paola Roldán
Roldán, de 42 años, presentó la demanda en agosto de 2023, tras más de tres años luchando contra la ELA. La enfermedad ha deteriorado su salud considerablemente, limitando su movilidad casi por completo. En sus alegatos ante la Corte, Roldán imploró una respuesta pronta, ya que su condición empeoraba cada día.
«Mi cuerpo comenzó a rechazar la comida intravenosa, así que voy 17 días viviendo a punta de sueros», dijo Roldán a los magistrados en una de sus últimas comparecencias. «Para muchos, 162 días es nada, pero para mí han sido 3.888 horas de supervivencia».
Un caso emblemático
El caso de Roldán ha cobrado gran notoriedad en Ecuador, no solo por la valentía de la mujer en su lucha por una muerte digna, sino también por las implicaciones legales y sociales que conlleva la despenalización de la eutanasia.
La decisión de la Corte marca un hito en la historia del país, convirtiéndolo en el segundo de la región, después de Colombia, en despenalizar esta práctica. Además, podría beneficiar a otras personas que padecen enfermedades similares a la ELA, que según el Ministerio de Salud ecuatoriano, suman alrededor de 58 en el país.
Si bien la despenalización de la eutanasia es un avance significativo, el debate sobre este tema aún está lejos de terminar. Existen sectores de la sociedad que se oponen a la práctica por motivos religiosos o éticos.
Sin embargo, la decisión de la Corte Constitucional abre la puerta a una mayor discusión sobre el derecho a la muerte digna y la autonomía del paciente en la toma de decisiones sobre su propio cuerpo.
En un comunicado, Roldán celebró la decisión de la Corte: «He sobrevivido y ahora quiero ver si por las venas de este país corre sangre de justicia y humanidad o si seguimos en el retrógrado pensamiento que enaltece el sufrimiento».