Una cadena de terremotos de al menos cuatro seísmos de magnitud preliminar entre 5,5 y 6,3 sacudió este sábado la provincia de Herat, en el noroeste de Afganistán, causando la muerte de alrededor 2.053 personas y dejando 1.240 heridas.
Los terremotos, que se produjeron en el distrito de Zindah Jan, se sintieron especialmente en el municipio de Zandejan, donde se encuentra la mayoría de las víctimas. Las autoridades del país enviaron al menos diez equipos de rescate a la zona para atender a los sobrevivientes y proporcionar insumos, como agua, comida y medicinas.
Instituciones humanitarias como la Organización Mundial de la Salud o la Sociedad de la Media Luna Roja Afgana (ARCS) también se encuentran sobre el terreno agilizando las tareas de rescate, atendiendo a las víctimas y desplazando a los habitantes a zonas más seguras.
El país asiático se encuentra entre los países más propensos a desastres naturales, al estar situado en la cadena montañosa del Hindu Kush, un punto de gran actividad sísmica y habitual punto de origen de movimientos telúricos en la región. Sin embargo, Afganistán cuenta con una población muy vulnerable, mayormente pobre, además de carecer de infraestructura suficiente para hacer frente a desastres como inundaciones o terremotos.
Los terremotos de este sábado son la última tragedia natural que azota Afganistán, que ya sufrió un terremoto similar de magnitud 5,9 en las provincias orientales de Paktika y Khost, fronterizas con Pakistán, a finales de junio del año pasado, que provocó la muerte de más de mil personas y unos 1.500 heridos.