La Cámara Primero de la Penal de la Primera Sección del Centro ratificó que el coronel Guillermo Benavides debe cumplir una condena por 30 años por su participación en la masacre de los jesuitas de la UCA y sus dos colaboradoras, el 16 de noviembre de 1989.
Benavides fue encontrado culpable, en 1992, y enviado a prisión junto a otros militares por su participación material e intelectual del asesinato de los religiosos. Sin embargo, fueron liberados luego que los partidos de derecha aprobaran en 1993 la Ley de Amnistía, la cual perdonaba civil y penalmente a los responsables de cometer violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado salvadoreño.
Pero esta normativa fue declarada invalida por la Sala de lo Constitucional, en julio del año pasado. Para ese momento, el coronel se encontraba arrestado junto a los militares Antonio Ramiro Ávalos Vargas, Ángel Pérez Vásquez y Tomás Zarpate Castillo, a la espera de que la Corte Suprema de Justicia resolviera una solicitud de extradición hacia España, donde se ha abierto un proceso por la masacre de los religiosos, petición que fue denegada por la justicia salvadoreña.
Tanto Ávalos Vargas, Pérez Vásquez y Zárpate Castillo fueron liberados luego que los 15 magistrados de la CSJ denegaran su extradición, en agosto de 2016, porque en el juicio de 1992 fueron absueltos.
Con la confirmación de la Cámara Primero de la Penal, el coronel Benavides tendrá que cumplir 29 años con 10 meses que le restaban de su condena de tres décadas cuando fue liberado, en 1993.
Cuando ocurrió la masacre de la UCA, Benavides era el director de la Escuela Militar y fue nombrado jefe de un comando que se encargó de dar seguridad a las instalaciones militares más importantes del país y los sitios cercanos a estos, entre ellos, el lugar donde se encontraban los jesuitas y sus dos colaboradoras. Durante el juicio se le acusó de dar la orden que dirigieron el operativo que termino con el asesinato de los religiosos.