Las últimas estadísticas publicadas por la Comisión Nacional de Salud de China el 1 de diciembre han mostrado un ligero descenso en el número de contagios de la COVID-19, con 4.233 casos confirmados de transmisión local y más de 30 mil casos asintomáticos locales.
Ciudades como Beijing y Guangzhou han anunciado que las pruebas diarias de ácido nucléico ya no serán obligatorias para los ciudadanos que no participan en actividades sociales, como el trabajo desde sus domicilios. Beijing ha permitido que algunos pacientes considerados de bajo riesgo y contactos cercanos menores de 14 años realicen aislamiento en su domicilio durante una semana, en lugar de ser transferidos a un centro de cuarentena. El gobierno municipal de Beijing también ha anunciado que desde el próximo lunes, los residentes no deberán presentar un resultado negativo en una prueba de ácido nucleico realizada en las últimas 48 horas para acceder al transporte público.
Las autoridades en Guangzhou han anunciado que los residentes no tendrán que presentar un resultado negativo de una prueba de ácido nucleico al acceder a espacios públicos, incluyendo centros comerciales, cines y restaurantes. Sin embargo, aún deberán presentar un código de salud verde.
China también está impulsando la vacunación para la población de edad avanzada, como parte de un plan de acción nacional presentado el 29 de noviembre que tiene como objetivo vacunar a al menos el 90 por ciento de la población con edad superior a 80 años. Hasta el momento, las tasas de vacunación en esta franja de edad están por debajo de las del conjunto de la población.