El establecimiento de una ruta de navegación por el océano Ártico reduciría la distancia marítima entre Europa y el noreste de Asia en un 30 % y disminuiría notablemente los costos de flete.
China y Rusia aumentan su cooperación en la carrera por el control del Ártico mientras el cambio climático podría favorecer a las dos potencias mundiales, abriéndoles camino hacia una nueva ruta de transporte por la región, informa South China Morning Post.
Las sanciones occidentales empujaron a Moscú a explorar nuevos mercados para su petróleo, convirtiendo a China y la India en sus principales compradores. De momento, Rusia se ve obligada a transportar su mercancía a través del canal de Suez, una ruta sureña descrita por el medio como «larga y costosa«.
Sin embargo, el derretimiento del hielo ártico podría permitir a establecer una ruta de navegación más favorable, que reduciría la distancia marítima entre Europa y el noreste de Asia en un 30 %, así como disminuiría notablemente los costos de flete. Se cree que Rusia ya podría haber empezado a probar esta vía alternativa enviando un cargamento de crudo por el océano Ártico que se espera que llegue a China en agosto.
De acuerdo con Pavel Devyatkin, asociado sénior del Instituto Ártico, con sede en Washington, el flujo del petróleo ruso hacia China a través de esta ruta norteña es «solo la última señal de una creciente cooperación energética entre los dos países«. En su opinión, los lazos científicos y económicos con Moscú ayudarán a Pekín a reforzar su presencia en la región.
Al mismo tiempo, Rusia impulsa su colaboración con China en la zona en medio de las tensiones con el Consejo Ártico, un organismo intergubernamental que se ocupa de cuestiones relacionadas con la región y sus pueblos indígenas, formado por Rusia, Noruega, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Suecia y Estados Unidos, con la presencia de China e India como observadores.
Actualmente, el Consejo Ártico no completa sus funciones con normalidad debido a que siete de sus ocho miembros boicotean las reuniones del organismo en respuesta al operativo militar ruso en Ucrania. En junio del año pasado, siete países occidentales tomaron la decisión de funcionar a escala limitada, sin Moscú, congelando en torno a la mitad de unos 130 proyectos conjuntos que estaban en marcha.
¿Qué busca China en el Ártico?
Según Marc Lanteigne, profesor asociado de ciencias políticas en la Universidad Ártica de Noruega, Pekín trata de fortalecer su cooperación con Moscú mientras sus propias relaciones con otros gobiernos del organismo se han ido deteriorando en los últimos años. «La capacidad de China para operar en la región se ha vuelto mucho más restringida. Si el Consejo Ártico no puede funcionar correctamente, China probablemente tendrá que hacer un mayor uso de la cooperación bilateral con los Estados del Ártico», indicó.
A su vez, Liselotte Odgaard, profesora del Instituto Noruego de Estudios de Defensa, calificó la estrecha asociación estratégica de China con Rusia en el Ártico como un «arma de doble filo«. La experta remarca que Pekín hizo grandes inversiones en la región, así como ha formado parte de múltiples proyectos científicos y ambientales.
Sin embargo, su iniciativa no es bien vista por los países miembros de la OTAN, que «han dicho cada vez más que no a China», ya que Occidente teme que Pekín pueda usar los conocimientos adquiridos para fines estratégicos militares. «Se han beneficiado enormemente de eso durante muchos años, pero ahora la gente está empezando a darse cuenta [y] su presencia está siendo suspendida», dijo Odgaard.
«Las líneas entre civiles y militares a menudo pueden desdibujarse cuando se trata de investigación, y este es ciertamente el caso de China», señaló, por su parte, Brian Hart, miembro del Proyecto de Energía de China en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington. «Esto significa que incluso la investigación científica legítima puede ser potencialmente utilizada por los servicios militares y de inteligencia de China para fines no civiles», agregó.
Odgaard destaca que Pekín busca aumentar su influencia en el Ártico, pero no puede hacerlo en solitario. Por eso, necesita seguir apoyando la presencia rusa en la región, porque Moscú es capaz de mantener a raya a la OTAN «a través de esa línea desde el Ártico hasta el Mediterráneo». De acuerdo con sus palabras, China «tiene un gran interés en ayudar a Rusia«, al mismo tiempo que «dispone de los recursos económicos y tecnológicos de los que carece» el país euroasiático. De este modo, ambas potencias solo sacarían ventaja de la cooperación mutua, concluye la experta.