Este 16 de enero nuestro país conmemora 25 años de firmados los Acuerdos de Paz. Creo que como jóvenes es momento de tener inquietudes más allá de si ésta fecha sería o no un día de asueto nacional.
En 1992 yo tenía un año y medio. Ahora, a mis 26 y medio, hice uso de la herramienta moderna que los jóvenes de la posguerra usamos para buscar todo tipo de información que desconocemos, realicé una búsqueda de definiciones en Google para poder comprender mejor a qué le llamamos paz:
Proveniente del latín pax que significa “acuerdo, pacto”.
Según Wikipedia: “Es un estado a nivel social o personal, en el cual se encuentran en equilibrio y estabilidad las partes de una unidad. También se refiere a la tranquilidad mental de una persona o sociedad; definida en sentido negativo, es la ausencia de inquietud, violencia o guerra”.
Según los acuerdos de Ginebra, éste era el objetivo de los Acuerdos de Paz:
“1. El propósito del proceso será el de terminar el conflicto armado por la vía política al más corto plazo posible, impulsar la democratización del país, garantizar el irrestricto respeto a los derechos humanos y reunificar a la sociedad salvadoreña.
El objetivo inicial será el de lograr acuerdos políticos para la concertación de un cese del enfrentamiento armado y de todo acto que irrespete los derechos de la población civil, lo que deberá ser verificado por las Naciones Unidas, sujeto a la aprobación del Consejo de Seguridad”
Dado este último texto me queda claro que el objetivo de terminar el conflicto armado en esa época se cumplió, ¿Qué hay de la democratización? ¿Y el irrestricto respeto a los derechos humanos?
El abogado especialista en Derechos Humanos, Benjamín Cuéllar, planteó en una entrevista en nuestro noticiero que no se puede hablar de “irrestricto respeto a los derechos humanos” cuando no ha habido una justicia restaurativa para las víctimas del conflicto, esta debe componerse de verdad, justicia, reparación integral a las víctimas y garantías de no repetición.
Por mi parte, una joven nacida después del conflicto, siento que los políticos que nos representan nos deben la tranquilidad mental de salir y sentirnos seguros, seguros porque se respetan mis derechos humanos, seguros porque hay trabajo, seguros porque nuestros hijos van a tener educación de calidad y van a crecer sin violencia, solo el año pasado fueron cometidos 5,278 asesinatos.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española señala que la paz es una“Situación en la que no existe en un país o entre países, relación de armonía entre las personas sin enfrentamientos ni conflictos“
Continué la búsqueda en Google para encontrar otra definición que aportara más, esta vez la encontré en una página que literalmente se llama CONCEPTODEFINICION.DE :“A nivel individual y social, la paz es el estado ideal que puede tener o aspirar un ser humano, o una sociedad, puesto que así se alcanza una situación de total armonía y equilibrio entre el corazón y la mente del individuo; es pues una ausencia de conflictos y luchas”.
Los resultados de la última encuesta del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) señalan que el 40.3% de la población dijo que desearía migrar hacia otro país este año, en promedio entre 300 y 400 salvadoreños dejan el país a diario, según estimaciones del Instituto Salvadoreño del Migrante (INSAMI). Los datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) indican que unos 2.5 millones de salvadoreños viven en el exterior, la mayoría en Estados Unidos. No dudo que que quien esté leyendo este artículo tenga a un familiar viviendo en el país norteamericano o en otro.
Yo creo con firmeza de que nadie en ninguna parte del mundo se quisiera ir de un país ausente de conflictos y luchas.
Así que después de leer definiciones y cifras, me cuestiono si después de 25 años de firmados los Acuerdos de Paz, ¿nos están cumpliendo las instituciones surgidas con los Acuerdos de Paz? ¿Nos están cumpliendo los partidos políticos que firmaron ese acuerdo-pacto algo más que la finalización del conflicto civil?
Ahora es su turno de hacerse sus propias preguntas y crearse su propia definición de paz.
