El año pasado Washington aprobó un paquete de subvenciones a la energía verde que podría agravar aún más la situación de la industria en Europa en medio de la actual crisis económica.
Desde hace meses la Unión Europea (UE) ve con preocupación el paquete de subvenciones a la energía verde de EE.UU., aprobado el pasado mes de agosto, porque considera que podría agravar aún más la situación de la industria en el Viejo Continente en medio de la actual crisis económica.
Se trata de la Ley de Reducción de la Inflación. Supone el mayor gasto por parte de Washington sobre la transición energética, unos 370.000 millones de dólares a lo largo de 10 años, pero las empresas que quieren recibir la ayuda tendrán que procesar sus productos y ensamblarlos en Norteamérica.
Desde Bruselas califican la medida de proteccionista y acusan a EE.UU. de romper y violar las normas del comercio internacional, ya que piensan que es un ataque a la industria europea, desde los fabricantes de automóviles eléctricos hasta para quienes generan productos de energía verde, como paneles solares y turbinas eólicas.
Uno de los principales temores por parte del bloque comunitario es que comience a haber una fuga de inversiones y de empresas hacia el país norteamericano. De hecho, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha dicho que si Europa no responde, las normas podrían llevar hacia la desindustrialización del continente.
¿Hacia una carrera de subvenciones?
El inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, declaró que está dispuesto a analizar la situación, detallando que ya se ha formado un grupo de trabajo entre Washington y Bruselas. Por su parte, la UE está analizando la posibilidad de crear un plan de ayudas para las empresas de los países miembros.
En opinión del economista Santiago Niño Becerra, EE.UU. está creando una «política proteccionista e intervencionista» para ayudar a sus propias empresas poniéndole el título de verde «porque esto hoy vende». Asimismo, augura que ve a Europa en una «clara situación de perdedora» en un horizonte de una a dos décadas.
No obstante, otros economistas recuerdan que la Unión Europea también está aplicando políticas proteccionistas. Por ejemplo, el bloque gasta unos 86.500 millones de dólares al año solo en energía renovable, así como 365.600 millones de dólares en los llamados Fondos Next Generation.
Por todo ello, existe el riesgo de que se desencadene una carrera de subvenciones y de competencia leal dentro del mercado europeo. Sin embargo, tanto Washington como Bruselas dicen estar comprometidos con el diálogo, recuerdan que son socios estratégicos y ninguna de las partes quiere llegar a los niveles de tensión comercial de la época del expresidente Donald Trump.