Anteriormente, la Knéset había votado a favor de anular la medida en virtud de la cual Israel demolió, en 2005, cuatro asentamientos en la zona, permitiendo su reconstrucción.
Washington está profundamente preocupado por el hecho de que el Parlamento de Israel haya aprobado la derogación de una ley que ordenaba la liquidación de cuatro asentamientos ilegales israelíes del norte de Cisjordania, una medida que permitiría a los colonos regresar a estos territorios.
«EE.UU. está sumamente preocupado por el hecho de que la Knéset israelí haya aprobado una ley que anula partes importantes del plan de retirada unilateral israelí [o Plan de Desconexión] de 2005, incluida la prohibición de establecer asentamientos en el norte de Cisjordania», dijo el portavoz adjunto del Departamento de Estado de EE.UU., Vedant Patel, durante una conferencia de prensa celebrada este martes.
De acuerdo con el funcionario, estos cambios legislativos son «especialmente provocadores y contraproducentes» para los esfuerzos por reducir las tensiones y «restablecer la calma» en vísperas del Ramadán y Pésaj.
Señaló que Washington «insta enérgicamente» a Tel Aviv a que «se abstenga de permitir el regreso de colonos a la zona», ya que la reducción de la violencia «redunda en el interés de todas las partes, incluido Israel». «Hemos dejado claro que el avance de los asentamientos es un obstáculo para la paz y para lograr una solución de los dos Estados», afirmó.
Después de su discurso, un periodista le preguntó si las autoridades estadounidenses iban a hacer algo respecto a la decisión de la Knéset o si «esto es solo algo que van a criticar verbalmente». A su vez, Patel continuó repitiendo que EE.UU. estaba discutiendo estas cuestiones «directamente con sus homólogos israelíes».
Posteriormente, otro periodista intentó obtener alguna respuesta inteligible de qué puede hacer Washington en contra de esta medida de ocupación. «En primer lugar, lo que yo diría en términos generales es que los comentarios de EE.UU. no van a caer en una especie de abismo o vacío. Cuando EE.UU. habla de algo, los países de todo el mundo lo escuchan. Y cuando EE.UU. se compromete a algo, creo que el resto del mundo le presta atención», dijo, repitiendo que, en opinión de la Casa Blanca, el crecimiento de los asentamientos es incompatible con los pasos necesarios para llegar de manera pacífica a una solución.
Proyecto de ley «previo a la anexión» de Cisjordania
Anteriormente, el martes, la Knéset votó a favor de cancelar la medida en virtud de la cual Israel demolió, en 2005, cuatro asentamientos en el norte de Cisjordania, uno de los cuales había sido construido en tierras privadas palestinas, y se retiró de la Franja de Gaza, evacuando 21 comunidades. Así, al obtener los permisos del Gobierno y de las Fuerzas de Defensa de Israel, los asentamientos podrían ser reconstruidos.
Los partidarios de esta decisión esperan que no solo le allane el camino al regreso de los colonos, sino que también suponga un primer paso en el retorno de Israel a la Franja de Gaza. Al mismo tiempo, los detractores advierten de que la ley podría utilizarse para ampliar aún más la actividad de los colonos en la zona y conducir a la anexión de facto de grandes partes de Cisjordania.
Así, el exministro de Defensa y líder del partido de la oposición Unidad Nacional, Benny Gantz, calificó la medida de «error». «No podemos ignorar nuestra necesidad de encontrar una forma de vivir junto a los palestinos que están en la zona. Creo que no tenemos otra opción. Aunque no estemos de acuerdo, tenemos que saber convivir», señaló.
Por su parte, el diputado del Partido Laborista Gilad Kariv calificó la medida de «proyecto de ley previo a la anexión» y de «ley antisionista», así como también afirmó que «conduciría al establecimiento de más puestos de avanzada ilegales» y provocaría un repunte de la violencia entre israelíes y palestinos.