La crisis de seguridad se intensificó desde la semana pasada.
La ciudad de Chilpancingo, capital del estado mexicano de Guerrero, vivió un fin de semana de terror debido al asesinato alternado de por lo menos cinco conductores de taxi y balaceras contra otras unidades de transporte público.
El clima exacerbado de violencia se registró en medio del escándalo que enfrenta la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, luego de que se difundieran imágenes de un desayuno que sostuvo con Celso Ortega, líder de Los Ardillos, una de las organizaciones criminales que se disputan esta región.
Durante el sábado, grupos de sicarios atacaron en diferente horarios y lugares a más de una decena de taxis, algunos de los cuales fueron incendiados. El saldo fue de cinco choferes muertos y varios heridos de gravedad.
Dos días antes, la Secretaría de Seguridad Pública de Guerrero había anunciado la detención de dos supuestos integrantes de Los Ardillos que transportaban un cargamento de metanfetaminas, y que tenían armas de uso exclusivo del Ejército. Se especula que la oleada de ataques es la respuesta a esta captura.
Desde el sábado por la tarde, Chilpancingo quedó por completo alterada, ya que no hubo ningún tipo de transporte público. El domingo, los comercios y mercados no abrieron, las calles permanecieron vacías y las escuelas anunciaron la suspensión de clases para esta semana.
A pesar de la tensión, la alcaldesa se limitó a publicar un breve mensaje en el que aseguró que siempre apostará a construir un estado y un municipio de paz.
«Los lamentables hechos de los últimos días y horas nos consternan y nos obligan como autoridades a replantear las estrategias de seguridad», afirmó al señalar que se encuentra en comunicación con las autoridades federales y estatales, así como con el sector del transporte público, para brindarles todo el apoyo a las familias de las víctimas.