La medida ocurre un día después de la expulsión de otros 40 uniformados que laboraban en el Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial.
El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil despidió este miércoles a otros 13 militares que laboraban en la Oficina de Seguridad Institucional (GSI, por sus siglas en portugués), en medio de una tensa situación en esa dirección, tras el asalto de bolsonaristas a sedes gubernamentales el pasado 8 de enero.
La medida fue publicada este miércoles en el Diario Oficial de la Unión. De los 13 despedidos, seis ejercían funciones concretamente en la Secretaría de Seguridad y Coordinación Presidencial del GSI.
Estas salidas ocurren un día después del despido de otros 40 militares que laboraban en el Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial, además de varios asignados a otras áreas del Gobierno.
El ministro de la Casa Civil, Rui Costa, dijo en declaraciones a la prensa que la salida de estos militares era «natural», ya que el nuevo gobierno tiene pensamientos y comportamientos diferentes a la administración anterior, reseñó G1.
Los despidos se produjeron en medio de la desconfianza expresada por Lula con la actuación de los militares durante el asalto de simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro a las tres sedes emblemáticas del poder político en Brasilia: el Palacio de Planalto, el Congreso y el Tribunal Supremo.
La semana pasada, Lula manifestó que «mucha gente» de las Fuerzas Armadas y la Policía Militar del Distrito Federal estaba «en connivencia» con los causantes de los disturbios.
Además, consideró que hubo anuencia para que los manifestantes ingresaran a los edificios oficiales. «Estoy convencido de que la puerta del Palacio del Planalto se abrió para que la gente entrara, porque no hay ninguna puerta rota. Significa que alguien facilitó su entrada. Vamos a investigar con mucha calma y ver qué pasó realmente», expresó.