En Estados Unidos, las autoridades del estado de Ohio han afirmado que elementos químicos tóxicos han entrado al río Ohio, después del descarrilamiento de un tren, pero el agua potable continúa protegida.

El operador ferroviario Norfolk Southern se enfrenta a potenciales litigios por los costes de limpieza. Ya se han registrado cuatro demandas por negligencia contra la compañía por parte de residentes locales y propietarios de negocios.

Las autoridades han emitido un comunicado dos días después del accidente, en el que afirman que los residentes evacuados pueden regresar a sus hogares. Pero las comunidades locales continúan mostrando su preocupación sobre la exposición a elementos químicos dañinos, de los que se dice que algunos pueden ser cancerígenos.

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