Derecha y ultraderecha no suman para gobernar. El presidente socialista Pedro Sánchez necesita la abstención de Junts per Catalunya para ser investido y la repetición electoral se vislumbra como una posibilidad probable.

La noche electoral en España ha dejado un panorama indefinido. El Partido Popular (PP), de Alberto Núñez Feijóo, ha obtenido un resultado por debajo del esperado y la aritmética parlamentaria no le permitirá al líder derechista ser investido presidente del Gobierno.

Sin embargo, en la orilla opuesta del hemiciclo, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), de Pedro Sánchez, con un resultado mucho mejor del vaticinado por las encuestas, también tiene difícil alcanzar los apoyos necesarios del resto de fuerzas parlamentarias que faciliten su investidura y después, que le permitan Gobernar.

El inesperado resultado ha dejado un regusto a derrota en el partido que más escaños ha logrado y un sabor a victoria en quien se ha quedado con la segunda posición. Por primera vez, los dos partidos con mayor implantación nacional del país han salido a sus respectivos balcones a celebrar los resultados la misma noche electoral. Feijóo festejaba sus casi 8,1 millones de votos traducidos en 136 escaños y Sánchez sus 7,7 millones de sufragios que le aseguraron 122 diputados.

Sin embargo, la resaca de los comicios deja un buen número de lecturas y de preguntas en el aire.

Sorpresa de Sánchez

La gran sorpresa de la jornada ha sido el resultado obtenido por el presidente del Gobierno y candidato socialista, Pedro Sánchez, que ahora podrá añadir otro capítulo a su libro ‘Manual de Resistencia’, después de haber dejado en papel mojado todas las expectativas negativas sobre su partido.

Todas las encuestas le daban una media de 110 escaños, 10 menos que los obtenidos en 2019, y prácticamente daban por amortizado su papel al frente de su partido. Sin embargo, ha mejorado los resultados de los últimos comicios y se ha quedado a tan solo 330.000 votos de los populares, lo que le permite intentar revalidar el cargo.

Además, los socialistas han arrasado en territorios clave, como Andalucía, País Vasco y Cataluña. En esta última ha sido la fuerza más votada, con un amplio margen, dejando a las fuerzas independentistas con el peor resultado en lustros.

Resistencia de Sumar

Sumar, el proyecto de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha conseguido 31 escaños. Si bien se trata de seis escaños menos de los conseguidos en 2019 por la suma de las formaciones que ahora integra el partido, el resultado se contempla como altamente positivo.

Por un lado, su fortaleza hace viable reeditar un Gobierno progresista de coalición como el que ha habido en el país en la legislatura que ahora concluye.

Por otro, no partían de 2019, sino de las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28 de mayo, donde las fuerzas progresistas a la izquierda de los socialistas sufrieron una gran debacle, especialmente Podemos —la formación más importante de las que están bajo el paraguas de Sumar— que prácticamente desapareció del mapa.

Feijóo víctima de las expectativas

La paradoja de la noche la protagonizó el líder del PP, Feijóo. Con unas encuestas que llegaron a darle más de 160 escaños y la euforia desatada en su partido tras el gran resultado obtenido el 28 de mayo, los 136 diputados logrados —47 más que en 2019— tienen un sabor agridulce.

Por un lado, esta victoria pírrica y los malos resultados de Vox hacen prácticamente imposible que Feijóo pueda ser investido presidente. Necesita 176 votos en el Congreso y no los alcanza sumando a la ultraderecha, mientras que los puentes están quemados con casi todas las fuerzas minoritarias.

Además, comienza a ponerse en tela de juicio el liderazgo de Feijóo. Anoche, mientras el líder popular daba su discurso de agradecimiento, que pretendía ser de celebración, los simpatizantes de su formación comenzaron a jalear «¡Ayuso, Ayuso, Ayuso!». Así, se comienza a rumorear que si finalmente se llegara a una repetición electoral, podría no ser candidato y ser sustituido por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

El hundimiento de la extrema derecha

La derrota sin paliativos llegó para el partido de extrema derecha Vox. Perdió 19 de los 52 escaños que consiguió hace cuatro años y se dejó por el camino más de 600.000 votos.

Su debilidad ahora, además de hacer imposible la suma con el PP, también le quita algunas de las armas que había usado durante esta última legislatura. Así, ya no podrá presentar recursos de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional, algo que hizo hasta en 40 ocasiones en los últimos 4 años.

Tampoco podrá presentar mociones de censura, como las dos que presentó que sirvieron para que monopolizara el debate público y ganar visibilidad, a pesar de no tener ninguna posibilidad de prosperar. Para lo primero se necesitan 50 diputados y para lo segundo 35. Ahora ha conseguido 33 escaños.

Los pactos imposibles

El reparto de los votos entre los bloques progresista y conservador han puesto muy difícil lograr la investidura de un presidente. El Congreso se compone de 350 diputados y para investir un candidato hace falta mayoría absoluta —al menos 176— en primera votación o mayoría simple —más síes que noes—. Aquí cobran importancia las abstenciones en segunda ronda.

El PP, con 136 escaños, y Vox, con 33, se quedan lejos de los ansiados 176 votos. Además, solo podrían contar con el apoyo del único diputado de Unión del Pueblo Navarro (UPN) y del único de Coalición Canarias (CC). En total, 171.

Por su parte, el Partido Socialista (122) y Sumar (31) llegarían a los 153, dos menos con los que contaba hasta ahora el Gobierno de coalición. Sería factible que contara con el apoyo de los 7 asientos de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), los 6 de EH Bildu, los 5 del PNV y uno del BNG. En total, 172.

En este escenario, cobra vital importancia Junts per Catalunya (JuntsxCat), el partido independentista conservador de Carles Puigdemont, puesto que su apoyo, o su abstención, es imprescindible para que Sánchez revalide el cargo.

Su candidata, Miriam Nogueras, ya ha dicho que no hará presidente a Sánchez a cambio de nada. Sobre la mesa está un referéndum de autodeterminación en Cataluña y la amnistía a los condenados por el ‘procés’, algo que el presidente socialista difícilmente podría ofrecer.

¿Y ahora qué?

Ahora llega el turno del rey Felipe VI. Tras consultar con los portavoces parlamentarios deberá proponer un candidato a la investidura que presentará su programa ante la cámara baja y será sometido a votación.

Todavía no se sabe si optará por el candidato que ha obtenido más votos y escaños, Feijóo, o por quien cuenta con más apoyos parlamentarios y más posibilidades de lograr el respaldo del hemiciclo, Sánchez.

Las propuestas se irán tramitando sucesivamente mientras ningún candidato logre conseguir más síes que noes entre los diputados. Si en el plazo de dos meses ninguno lo logra, se procedería a una repetición electoral que tendría lugar posiblemente a finales de año.

Todavía falta el voto CERA

Todavía queda una cuestión más que podría cambiar el tablero de juego. Se trata del denominado voto CERA, es decir, el de los ciudadanos españoles radicados en el extranjero. Actualmente hay más de dos millones de personas en ese registro, principalmente residentes en Argentina, Francia, EE.UU. y Cuba.

Estos votos se contarán en un escrutinio que se llevará a cabo cinco días después de las elecciones, es decir, el viernes de esta semana, 28 de julio, en el complejo ferial de la Casa de Campo de Madrid. 

Estos votos podrían llegar a ser claves hasta en 9 provincias, donde el último escaño podría cambiar de manos y alterar el equilibrio que resultó este domingo.

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