El Parlamento de Turquía aprobó este martes la entrada de Suecia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), tras 20 meses de negociaciones y presiones por parte de Ankara.
La aprobación fue unánime por parte de los partidos de la coalición gobernante, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), el Partido de la Buena Voluntad (MHP) y el Partido Republicano del Pueblo (CHP). En cambio, los partidos nacionalistas islamistas y formaciones de izquierda votaron en contra.
La aprobación del Parlamento turco es un paso importante para que Suecia se convierta en miembro de pleno derecho de la OTAN. Sin embargo, aún falta la aprobación del Parlamento húngaro, que es el único país de la alianza que no ha ratificado la entrada de Suecia.
Los obstáculos puestos por Turquía y Hungría a que Suecia entre a formar parte de la OTAN han retrasado las negociaciones de adhesión por más de 20 meses y le han permitido a Ankara obtener concesiones en materia política.
Entre los 31 Estados miembros de la alianza militar más grande del planeta, Turquía es uno de los más reacios a la idea de expandir su influencia en los países bálticos, especialmente por sus políticas de asilo a refugiados políticos y a la población kurda que vive dentro de estas naciones europeas.
Tras la explosión de la guerra en Ucrania, Finlandia y Suecia impulsaron su candidatura para convertirse en miembros activos de la OTAN, rompiendo así su tradición de neutralidad geopolítica.
En 2023, Finlandia fue aceptada tras negociaciones con Ankara, pero el proceso de Suecia parecía estancado, tras expresar desacuerdos con las exigencias de Turquía para aceptar su membresía.
Tras duros intercambios públicos y largos procesos legislativos, Estocolmo finalmente cedió a cambiar su marco legal, implementando una normativa que hace ilegal pertenecer a una organización terrorista. La Unión Europea clasifica a los miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) como terroristas.
Suecia también ha prometido estrechar sus lazos de cooperación con Turquía en el ámbito de inteligencia y operaciones contra el terrorismo, además de apoyar la revisión de su estancada solicitud para ingresar a la Unión Europea.
Sin embargo, las presiones y negociaciones externas también fueron importantes en el proceso.
Finlandia, Canadá y Países Bajos habían impuesto restricciones a las exportaciones de armas con dirección a Turquía, en pro de movilizar las negociaciones con Suecia. Ya con la adhesión sueca aprobada, los tres países trabajan para relajar las políticas armamentísticas con Ankara.
Estados Unidos también fue un importante actor de convencimiento para Turquía. La Administración de Joe Biden negoció la venta de aviones militares F-16 con el Gobierno turco, aunque la compra final estaba ligada a que el Congreso de Ankara diera luz verde a que Suecia se uniera a la OTAN.
Algunos congresistas estadounidenses afirmaron que no apoyarían la venta si Turquía no cedía, por lo que el presidente Erdogan afirmó en octubre que su Gobierno impulsaría la adhesión de Suecia, solamente si la negociación por los F-16 prosperaba. Aunque expertos afirman que la Casa Blanca apoya la venta, no hay una fecha específica para que el Congreso estadounidense decida sobre el tema.
Ahora Hungría se convierte en el único país de la OTAN que no ha ratificado la entrada de Suecia al club militar. Aunque el Gobierno del ultra conservador, Viktor Orbán, había declarado que no sería el último en decidir sobre la membresía de Estocolmo, la rapidez del Congreso turco parece haber orillado a que eso sea la realidad.
Aunque Orbán ya invitó oficialmente al primer ministro sueco a Budapest para que lleguen a un acuerdo, las tensiones entre ambas naciones siguen al rojo vivo, después de que algunos políticos suecos criticaran el estado de la democracia en Hungría, lo que fue calificado por miembros del partido de Orbán como «una mentira descarada».
Sin embargo, el ultra conservador húngaro, que tiene una relación amigable con Vladímir Putin, se ha mostrado abierto a aceptar a Suecia como miembro de la OTAN. Es necesario que los 31 miembros de la alianza aprueben la adhesión de un nuevo miembro a la Organización.