La Policía Federal de Brasil liberó a cerca de 600 personas que habían sido desalojadas del campamento ubicado al exterior del cuartel general del Ejército, en Brasilia, desde donde salió una multitud de simpatizantes de Jair Bolsonaro para irrumpir y causar destrozos en el Palacio de Planalto, en el Congreso y en el Supremo Tribunal Federal (STF).
Del total de 1.200 detenidos por los actos violentos del domingo, la Policía brasileña interrogó, y luego liberó, a cerca de 600, entre quienes se encuentran mujeres con hijos pequeños, personas con comorbilidades graves y adultos mayores de 65 años. Los demás aprehendidos fueron llevados a centros médicos para luego ser internados en la prisión, según medios locales.