El pasado 28 de marzo, la Cámara Baja de EE. UU. aprobó un proyecto de ley para eliminar la categoría de país en vías de desarrollo que China ostenta en organismos internacionales. El proyecto fue aprobado con el apoyo de 415 congresistas y ningún voto en contra. La medida es el último ejemplo de la retórica cada vez más agresiva de Estados Unidos hacia China.
En 2018, China ya tuvo que defender su estatus de país en vías de desarrollo en la Organización Mundial del Comercio después de que algunas naciones pidieran su retirada. En aquella ocasión, las autoridades chinas pusieron de manifiesto que el desarrollo de la renta per cápita, la educación y la sanidad en el país seguían por detrás de las naciones desarrolladas, señalando que países como China deberían ser tratados de manera diferente en el organismo de comercio. Organizaciones como la ONU consideran que China se encuentra en vías de desarrollo pese a ser la segunda mayor economía del mundo.
Si bien es cierto que China se ha desarrollado a un ritmo vertiginoso en las últimas décadas, según estadísticas internacionales, la tasa de urbanización de China en 2021 era del 64,72 % frente al 80 % de los países desarrollados. Asimismo, en el proceso de desarrollo chino persisten ciertas diferencias entre la estructura económica urbana y rural.