El Vaticano ha emitido un documento oficial en el que avala que las cenizas de los difuntos puedan guardarse en casa, siempre que se cumplan una serie de condiciones.
El documento, emitido por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, responde a una consulta del presidente de la Conferencia Episcopal de Italia, que había expresado su preocupación por el aumento de la incineración y las dudas que esta práctica plantea sobre la resurrección de los cuerpos.
Según el Vaticano, la incineración es una práctica lícita que no va en contra de la fe cristiana. Sin embargo, la Iglesia recomienda que las cenizas sean conservadas en un lugar sagrado o en un espacio específicamente dedicado a este fin.
En el caso de que se decida guardar las cenizas en casa, el Vaticano establece las siguientes condiciones:
• Las cenizas deben estar en un lugar sagrado, aunque sea dentro del ámbito privado y familiar.
• Se debe evitar cualquier tipo de malentendido panteísta, naturalista o nihilista.
El Vaticano también explica que la resurrección de los cuerpos es un dogma de la fe cristiana, pero que esta resurrección no implica la recuperación de las partículas idénticas de materia que formaban el cuerpo.
«La materia será transfigurada, liberada de las limitaciones de este mundo», afirma el Vaticano. «Por ello, la resurrección puede tener lugar incluso si el cuerpo ha sido totalmente destruido o dispersado».
La decisión del Vaticano supone un reconocimiento de la realidad social, ya que la incineración es una práctica cada vez más extendida en Europa y en España.