Eslovaquia se une a Hungría en su postura hacia los refugiados ucranianos mientras el norte de Europa se refuerza ante la amenaza de Rusia.
Robert Fico, quien regresó al poder en Eslovaquia el año pasado con una campaña centrada en el rechazo a la política de apoyar a Ucrania “el tiempo que sea necesario”, ha dado un paso más allá: propone que los refugiados ucranianos en edad y condiciones de combatir sean enviados de vuelta a su país.
El ministro de Defensa de Eslovaquia, Robert Kalinák, ha contrapuesto esta idea al proyecto de Emmanuel Macron de enviar soldados a Ucrania, propuesta que no cuenta con el respaldo de la mayoría. “Los refugiados sujetos a la ley de servicio militar obligatorio deberían ir a Ucrania a luchar”, ha dicho Kalinák.
El gobierno de Ucrania lleva tiempo alertando de la necesidad de aumentar la presencia de soldados en el frente y está debatiendo reformar el sistema de movilización. Ya a finales del año pasado se planteó la posibilidad de encontrar un mecanismo para que los hombres que se han marchado de Ucrania pudieran ser llamados a filas, aunque países como Alemania ya han advertido de que no obligarían a los refugiados ucranianos a regresar.
La propuesta de Eslovaquia no busca reforzar el ejército ucraniano, sino que está en sintonía con las políticas antiinmigrantes de otros gobiernos cercanos como el de Hungría. Eslovaquia ha recibido a 115.000 refugiados ucranianos y esta propuesta es un guiño a Rusia, país con el que el nuevo gobierno eslovaco mantiene una posición más bien tibia.
Eslovaquia también se opone a la entrada de Ucrania en la OTAN, a pesar de que el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, ha asegurado que “el debate ya no es si va a entrar o no Ucrania, sino cuándo va a hacerlo”.
Mientras tanto, Suecia ha hecho oficial su ingreso en la OTAN con el izado de su bandera en la sede de la Alianza en Bruselas. Stoltenberg ha subrayado como ha cambiado el mapa de la OTAN con su extensión por Escandinavia.
Suecia, que ha sido un país líder en la política de desarme nuclear, tendrá que asumir las estrategias de la OTAN, incluidas las que tienen que ver con la fuerza nuclear. Stoltenberg ha confirmado que no hay planes para un incremento de la presencia nuclear en Suecia, ni tampoco para el establecimiento de una base fija de la OTAN en el país.
Suecia cumple desde su entrada el objetivo interno de la OTAN de que los países miembros dediquen al menos el 2% de su gasto a Defensa. Polonia ha propuesto que este objetivo sea más ambicioso y alcance el 3%.