El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró este lunes que fue víctima de un intento de «golpe» por parte de seguidores del exmandatario Jair Bolsonaro que niegan el resultado electoral de octubre y que su Gobierno no será «tibio» para identificar a quienes financiaron a miles de personas que invadieron y destrozaron la casa de Gobierno, el Congreso Nacional y el Supremo Tribunal Federal.

Durante un discurso en una una reunión con los 27 gobernadores en el Palacio del Planalto, Lula destacó el respaldo de los jefes de estados regionales al repudiar los ataques perpetrados contra las instituciones por miles de seguidores de Bolsonaro.

«Ellos quieren un golpe y no van a poder darlo, tienen que entender que la democracia exige la convivencia», aseguró el presidente durante una reunión con los gobernadores en el Palacio del Planalto, edificio que fue destrozado el domingo por miles de personas que ingresaron como parte del rechazo al resultado electoral de octubre y pidiendo la intervención del Ejército.

Lula y los gobernadores visitaron las áreas destrozadas por los golpistas, sobre todo el Supremo Tribunal Federal, ubicado del otro lado de la Plaza de los Tres Poderes, principal espacio institucional de Brasilia.

Según Lula, el ataque «estaba previsto y fue financiado», por lo cual el Gobierno «no dará tregua» hasta encontrar a los responsables.

«Lo que vimos el domingo es algo que ya estaba previsto, se había anunciado hace mucho tiempo cuando la gente comenzó a pedir la intervención del Ejército. No tenían nada para reclamar, apenas querían negar del resultado electoral», sostuvo.

Según Lula, la reacción del Gobierno federal no será «la de ser autoritario pero tampoco seremos tibios con nadie».

«Queremos llegar a quienes financiaron la llegada de 80 camiones y autobuses con manifestantes, alguien pagó y vamos a descifrarlo porque es algo necesario, ya que fue difícil para todos nosotros construir esta joven democracia», agregó.

El presidente brasileño que asumió el 1 de enero dijo que, como sindicalista metalúrgico es «especialista» en huelgas y en organizar protestas, llegó a la conclusión de que es imposible que un movimiento de acampe dure más de dos meses frente a los cuarteles sin financiación.

«Esta gente quizás ha sido usada, manipulada por alguien que financió todo esto», subrayó, tras recordar que más de 1.200 personas fueron detenidas.

En la reunión había varios aliados del expresidente Bolsonaro, como Tarcisio de Freitas, gobernador del estado de Sao Paulo, el más rico y poblado del país.

«Era muy importante estar presente en esta reunión con Lula en solidaridad con los poderes constituidos. Este encuentro significa que la democracia brasileña, después de los episodios de ayer, se hará cada vez más fuerte», dijo el gobernador paulista.

Después del encuentro, Lula afirmó que «no se permitirá que se generen otra vez las mismas condiciones» para que ocurran episodios similares.

«No vamos a dar tregua», sentenció el mandatario brasileño frente a los periodistas. 

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