Es una demanda importergable, una necesidad que no debe posponerse más, una línea estratégica no más insoslayable para después, una tarea de ya. Implica el abastecimiento de médicos generales, especialistas (internistas, cirujanos, ginecólogos, pediatras, psiquiatras, epidemiólogos, salubristas, patólogos, etc.), superespecialistas (cardiólogos, neumólogos, neurólogos, nefrólogos, endocrinólogos, oftalmólogos, otorrinolaringólogos, urólogos, perinatólogos, neonatólogos, geriatras, entre muchos otros). Un aprovisionamiento masivo para ayer, el cual debe saturar unidades de salud, ECOS, clínicas, clínicas empresariales y unidades médicas del ISSS, clínicas de Bienestar Magisterial y hospitales, todos y cada uno de los centros de salud. Es una acción que al cumplirse es imposible de catalogarla como demagógica, remiendo, gasto, exceso, publicidad, y aunque es probable silenciar a los detractores políticos que viven de la crítica destructiva, es innegable que deberán pensar en algo más creativo al constatar el ejército de cientos (¿Y por qué no, miles) de médicos que llenan cada recinto de salud. La contratación masiva de médicos por ley de salarios en sí mismo constituiría una transformación en el sistema de salud, una verdadera reforma. Claro, la llegada de estas grandes cantidades de recursos médicos impulsará otras acciones consecuentes, tales como: más tiempo para los pacientes, más disponibilidad de consultas, más cupos de cirugías, menos tiempo de espera en citas, mayor necesidad de ampliar locales, mayor cantidad de medicinas; y así, de manera orgánica daría impulso a una verdadera renovación del sistema médico.

Ya no se puede seguir con tímidos reclutamientos, tampoco solo repartiendo pedazos de tiempo, menos, acomodándose a los estudiantes de séptimo año (médicos internos) o a los de servicio social (octavo año), mucho menos ateniéndose a los estudiantes de posgrado. Ellos han sido las banderas de las nefastas gobernanzas anteriores para intentar fallidamente sostener la horroroza escasez de médicos en El Salvador.

Están perfectos la aplicación de avances tecnológicos a la atención clínica (asistentes IA, microcirugía laser laríngea, cirugía cerebral, uso de tabletas para registro, etc.), en infraestructura de los nuevos hospitales (como Hospital El Salvador o cambios en el Hospital Zacamil), en las condiciones de descanso a los médicos hospitalarios, abastecimiento de nuevas camas hospitalarias, aceleración en las jornadas de cirugías, mejoras laborales para estudiantes de séptimo y octavo año de Medicina, esfuerzos legales-clínicas en la atención salud materno infantil (Ley Nacer con Cariño), apoyo en negociaciones con SIMETRISSS para gabachas y los bonos a médicos del ISSS, aumento del tiempo a quince minutos por pacientes, etc., celebramos cada paso por pequeño que sea, pero todo ello quedará como un suspiro aislado si no se incrementa ampliamente la cantidad de médicos que atiendan los lugares, los programas, la tecnología, etc. Sí, sin la disposición y disponibilidad de médicos masiva en absolutamente cada centro de salud del país, todo eso se opacará pronto, más temprano que tarde en apenas unos parches y si continuamos con los pocos médicos que tenemos volveremos a la desidia anterior.

Más médicos, más médicos, más médicos, es una concreta petición que es resabida la dificultad que entraña, no cabe duda todo lo que implica, pero, nunca hubiera, una propuesta ser tan sencilla para solventar la calamidad del sistema de salud; la meta, proceso y mecanismo son claros: contratar médicos permanentes; a sabiendas, que requerirá ofertar un buen salario (no menos de mil quinientos dólares para empezar, en el caso del médico general), plaza ley de salario, condiciones dignas de salud, prestaciones de ley, apego estricto al código laboral en cuanto a nocturnidades, vacaciones continuas o fraccionadas, gestión efectiva de sindicalizarse, capacitaciones continuas, disposición de instrumentos dignos para su ejercicio clínico, etc. Así, con cumplir lo resabido y reinsistido por varias décadas, así y solo así, se hablará de reforma de salud en serio.

Sin agregar más médicos no más leyes, protocolos, responsabilidades, más exigencias en cuanto a número de pacientes por hora, no más enormes y altamente sofisticados nosocomios, no sin más médicos. Todo ello solo llevará a la mediocridad humana, la cual aplastará las nuevas ideas de modernización estatal en el ramo de salud. Aumentará la presión en una olla que ha estado llenándose de más y más obligaciones en pocas muy pocas manos. No es que no se quiera trabajar o no se esté consciente como gremio médico, todo lo contrario, con más médicos, se está convencido que el trabajo será de mayor calidad y cantidad para las grandes mayorías. No se olvide que una de las críticas al gobierno antecesor es que saturó de “papeles”, es decir: planes, proyectos, normativas, programas, convenios con ONGs, todos, magníficos en las letras y maquilladas cifras, pero, en la práctica, escasos cambios casi abandonados a los pocos años.

La lógica es simple, y el nuevo gobierno la ha aplicado en el sistema de seguridad, ¿Qué hizo para aumentar la intervención en el territorio? ¿Acaso no reforzó con miles de moralizados soldados y policías sumamente equipados? Es la misma lógica, a mayor número de moralizados médicos equipados involucrándose en el sistema de salud pública, mayor atención, así de sencillo.

La carencia de médicos es un secreto a voces, no necesita ni siquiera cifras, estadísticas o elaborar instrumentos diagnósticos; basta recorrer una a una… ¡sí, una a una! Las unidades de salud para descubrir la cantidad de personas que esperan, la velocidad con que se atienden, los pocos médicos que hay, algunos con dos horas, otros, con cuatro horas, poquísimos con ocho horas; solamente con preguntar al azar, se dirá, un médico está en trabajo de campo, otro cubre un casa de salud, los que quedan son del año social, otro, cubre un ECO, así, sucesivamente.

Nuevamente como otros escritos [“¡Más tiempo para la medicina!” Y “¡Más medicinas (Para mientras)”] en esta misma columna de opinión, reconozco que se lee como una carta a niño dios, como una utopía ingenua o hasta una petición inconsciente y ciega ante la realidad; no obstante, considero que este gobierno se ha publicitado masivamente un estándar altísimo y siempre le ha apuntado a grandes acciones (una masiva entrega de alimentos, un gran hospital de cuarto nivel, una gran masiva vacunación, una masiva entrega de antivirales, un gran proyecto turístico surf city, entrega de computadoras y laptops a todos los estudiantes del área pública, múltiples y simultáneas obras viales, grandes riesgos con el bitcoin, una amplia captura de pandilleros, un gran penal, construcciones de enorme biblioteca, estadio, proyectos de tren aeropuerto y ciudad bitcoin, etc.). Si lo ha hecho, lo está haciendo y se ha comprometido que lo hará, entonces, apelo a esa característica de retos de alta magnitud para insistirle que el paso que corresponde para mostrar el interés político por transformar la salud y la medicina es contratar masivamente a médicos.

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