Honduras vive una profunda crisis social que se ha manifestado en intensas jornadas de protestas contra el presidente Juan Orlando Hernández. Las manifestaciones, que comenzaron a fines de abril, se intensificaron el pasado miércoles, cuando dejaron un saldo de al menos dos muertos y decenas de heridos.

El detonante de las protestas fue la aprobación por parte del Congreso de dos decretos impulsados por el Ejecutivo, que planteaban cambios en las áreas de salud y educación. Las organizaciones de ambos rubros interpretaron que el trasfondo de la medida era privatizar esos servicios, perjudicando a la ciudadanía y también avanzando sobre las conquistas laborales de médicos y docentes.

Ante la presión social, el Gobierno se vio obligado a derogar los decretos, pero invitó a sus detractores a conformar un diálogo para superar la crisis educativa y sanitaria. Sin embargo, las asociaciones nucleadas en la Plataforma para la Defensa de la Salud y Educación Pública se negaron a asistir al encuentro ofrecido por el Gobierno, ya que desconfiaban de sus intenciones.

En paralelo, el último martes se desarrolló el Diálogo Ciudadano impulsado por este colectivo no gubernamental, pero también contó con la presencia de los viceministros de Educación y Gobernación, Javier Menocal y Nery Cerrato, en representación del Ejecutivo. Sin embargo, las movilizaciones continuaron.

La crisis ha generado una fuerte polarización en el país, con sectores de la oposición, junto a gremios de la educación y salud, pidiendo la salida del presidente Hernández. El mandatario, por su parte, ha culpado a la oposición de intentar desestabilizar el país y ha prometido mantener la calma.

En medio de la crisis, el Gobierno de Estados Unidos anunció el envío de 100 marines a Honduras para ayudar a «mantener la seguridad y estabilidad regional». El anuncio fue criticado por sectores de la oposición, que lo consideran una intromisión en los asuntos internos de Honduras.

La situación en Honduras es cada vez más tensa y es difícil saber hacia dónde va la crisis. Los sectores de la oposición han anunciado que continuarán con las protestas hasta que Hernández renuncie. El Gobierno, por su parte, ha prometido mantener la calma y cumplir con sus compromisos.