Rusia lanzó una de las mayores oleadas de misiles y drones sobre Ucrania a lo largo de la madrugada y primeras horas de la mañana de este viernes. El ataque, que se produjo después de meses de relativa calma en el frente de guerra, ha causado al menos 30 muertos y más de un centenar de heridos.
Según el gobierno ucraniano, Rusia lanzó cerca de 200 misiles y drones contra objetivos en todo el país. Los ataques alcanzaron infraestructuras militares, pero también edificios residenciales, una maternidad, un centro comercial o colegios.
En Kiev, la capital ucraniana, los misiles rusos causaron daños en edificios residenciales, un centro comercial y una estación de metro. En Lviv, la principal ciudad del oeste de Ucrania, los ataques alcanzaron una fábrica de defensa y un aeropuerto.
Las autoridades ucranianas han confirmado que las defensas antiaéreas lograron derribar un centenar de misiles y drones rusos, pero decenas de ellos lograron impactar con éxito.
El ataque ruso ha sido calificado por el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, como «un acto de terrorismo». «Rusia está tratando de aterrorizar a nuestra población», dijo Zelensky en un discurso televisado.
El ataque ruso también ha provocado una reacción de la OTAN. El secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, ha condenado el ataque y ha advertido a Rusia de que «la OTAN va a permanecer vigilante».
El ataque ruso es un claro intento de intimidar a Ucrania y de demostrar que Rusia sigue siendo una potencia militar. Sin embargo, el ataque también ha provocado una nueva ola de indignación internacional contra Rusia.