La tensión en el conflicto de Nagorno Karabaj ha vuelto a escalar tras el anuncio de Azerbaiyán de una operación antiterrorista en el enclave, que está habitado por una mayoría armenia.

Las autoridades de Nagorno Karabaj acusaron este martes a Bakú de lanzar una «ofensiva militar a gran escala» contra el territorio. En estos momentos la capital, Stepanakert, y otras ciudades y localidades están bajo un bombardeo masivo con artillería, señala un comunicado del Ministerio de Exteriores karabají.

Azerbaiyán anunció previamente el inicio de una «operación antiterrorista» en Nagorno Karabaj, donde viven unos 120.000 armenios, para «neutralizar su infraestructura militar» y «restablecer el orden constitucional» de Azerbaiyán.

La operación de Azerbaiyán ha sido condenada por la comunidad internacional, incluida la Unión Europea, que ha llamado a un cese inmediato de las hostilidades.

Antecedentes

El conflicto de Nagorno Karabaj es un conflicto territorial entre Azerbaiyán y Armenia por el control de un territorio montañoso habitado mayoritariamente por armenios. El conflicto se remonta a la década de 1980, cuando se produjeron los primeros enfrentamientos entre armenios y azerbaiyanos. En 1991, Armenia y Nagorno Karabaj declararon su independencia de Azerbaiyán, lo que desató una guerra que se prolongó hasta 1994.

El conflicto se intensificó de nuevo en 2020, cuando Azerbaiyán, apoyado por Turquía, lanzó una ofensiva militar contra Nagorno Karabaj. La guerra duró seis semanas y terminó con un acuerdo de paz negociado por Rusia, en el que Armenia se vio obligada a ceder parte del territorio que controlaba.

La operación de Azerbaiyán en Nagorno Karabaj podría tener graves consecuencias para la región. El conflicto podría escalar y extenderse a Armenia, lo que podría provocar una guerra regional.

Además, la operación podría generar una crisis humanitaria en Nagorno Karabaj, donde viven unos 120.000 armenios. La población podría verse obligada a abandonar sus hogares y desplazarse a Armenia.

Sin embargo, las partes en conflicto han demostrado hasta ahora una falta de voluntad para negociar un acuerdo a futuro.