Las autoridades de Japón están investigando las causas de una fuga de agua radiactiva que se produjo a principios de este mes en la central nuclear de Fukushima Daiichi. Se estima que 5,5 toneladas de agua contaminada con elementos radiactivos fueron a parar al suelo de las instalaciones debido a un error humano durante una operación de trasvase.
TEPCO, la operadora de la central, ha reconocido que una válvula permaneció abierta de forma errónea durante el proceso. El ministro de Economía, Comercio e Industria, Ken Saito, ha exigido a la empresa que garantice la seguridad del desmantelamiento y gestión de residuos de la planta, enfatizando que «un solo error puede derivar en la pérdida de confianza de la comunidad local y de la sociedad».
El organismo regulador nuclear también está investigando el incidente para determinar si TEPCO violó las medidas de seguridad establecidas para el desmantelamiento de la central. Se calcula que el agua vertida podría contener hasta 220 veces el nivel máximo de materiales radiactivos como el cesio-137 permitido por las autoridades.
TEPCO ha asegurado que no se ha detectado ningún impacto en los niveles de radiación ambiental ni en la salud de los trabajadores. Sin embargo, este incidente reaviva las preocupaciones sobre la seguridad del proceso de desmantelamiento de la central nuclear de Fukushima Daiichi, que aún enfrenta grandes desafíos.
Cabe recordar que la planta comenzó en agosto del año pasado a verter al Pacífico agua contaminada y tratada, una medida que ha generado controversia y protestas. El vertido se prolongará al menos durante 30 años.