La crisis humanitaria en Venezuela tiene un impacto agudo en la salud de los niños. El sistema de salud público, sumido en una profunda crisis, no puede garantizar las condiciones mínimas de atención para los menores de edad que padecen enfermedades graves.

En este contexto, las madres de los niños hospitalizados deben asumir tareas extras que van desde la limpieza y el aseo de las habitaciones hasta la provisión de medicamentos e insumos.

Un informe de la ONG Prepara Familia, al que tuvo acceso Infobae, revela que en el Hospital J.M. de los Ríos, un centro de salud pública especializado en pediatría, el 84% de las salas no cuentan con auxiliares de enfermería asignados. Además, solo en el 12% de los casos el hospital se hace cargo de la totalidad del tratamiento de los niños, mientras que en el 72% son las familias las que deben complementar o encargarse completamente de la medicación.

En consecuencia, las madres de los niños hospitalizados deben asumir una carga laboral y económica que es imposible de sostener. En muchos casos, deben abandonar sus trabajos remunerados para dedicarse a tiempo completo al cuidado de sus hijos.

“Tuve que abandonar todo por mi niño. Eso me costó mi trabajo. Ahora estoy jubilada y no trabajo. A veces vendo dulces, tortas, pero no tengo más ingresos. Sin embargo, no me arrepiento: por Josué me levanto todos los días”, expresa Belkis, una mujer de 55 años que es madre adoptiva de Josué, un niño que sufre insuficiencia renal.

La falta de recursos económicos es una de las principales necesidades que manifestaron las madres encuestadas por Prepara Familia. En segundo lugar, señalaron la necesidad de acceso a medicamentos e insumos, y en tercer lugar, la alimentación.

Estos datos dan cuenta de la crisis sanitaria en Venezuela, impulsada por el desabastecimiento y la falta de inversión. La labor de las madres de los niños hospitalizados es un esfuerzo heroico que no debería ser necesario.