Las autoridades chinas han tomado medidas para frenar la caída de los mercados bursátiles del país, que han experimentado fuertes pérdidas desde principios de año. Los fondos estatales han comprado acciones, los reguladores han anunciado medidas para evitar desplomes y el propio presidente Xi Jinping se ha reunido con los principales reguladores para discutir la situación.

Las medidas de intervención han impulsado los mercados, con Shanghái y Shenzhen subiendo un 3,23% y un 6,22% respectivamente, mientras que Hong Kong también ha experimentado un alza del 4,04%.

La intervención se produce en un contexto de ralentización económica, recuperación pospandémica peor de lo esperado y crisis en el mercado inmobiliario. Desde sus últimos picos en 2021, los mercados chinos han perdido unos 7 billones de dólares en valor.

Las medidas tomadas por las autoridades incluyen:

• Compra de acciones por parte de fondos estatales. Se estima que el banco central, compañías estatales o el fondo soberano compraron más de 9.800 millones de dólares en acciones locales el pasado mes.

• Suspensión de los préstamos de acciones restringidas. Esta medida busca evitar las ventas en corto.

• Directrices para limitar las ventas forzadas por ‘margin call’. Estas ventas se producen cuando el inversor no tiene suficientes fondos para cubrir su posición y el bróker exige un mayor desembolso.

El objetivo de las autoridades es evitar una crisis similar a la de 2015, cuando los mercados chinos cayeron más de un 40% en dos meses.

La intervención del régimen de Xi Jinping muestra la importancia que el gobierno chino otorga a la estabilidad de los mercados financieros. La estabilidad económica es un pilar fundamental del Partido Comunista Chino y una caída bursátil podría tener un impacto negativo en la confianza de los inversores y en la economía en general.

Queda por ver si las medidas tomadas por las autoridades serán suficientes para evitar una nueva caída de los mercados. La situación económica en China sigue siendo compleja y existen muchos factores que podrían afectar al comportamiento de los mercados en el futuro.