Polonia dejará de entregar armas a Ucrania, su principal aliado militar y humanitario frente a la invasión de Rusia. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, anunció la medida este jueves, alegando que su país necesita centrarse en su propia defensa.

«Vamos a dejar de entregar armas a Ucrania», dijo Morawiecki en la televisión Polsat. «Vamos a equiparnos a nosotros mismos con armas más modernas».

Polonia es el sexto mayor donante militar a Ucrania desde el inicio de la guerra, y hasta el momento ha suministrado, entre otro equipamiento, tanques y aviones a su vecino. Desde ahora sólo suministrará el armamento y la munición ya comprometidos previamente con Ucrania, pero no renovará esos pactos.

La decisión de Polonia es la respuesta al enfrentamiento creciente entre ambos países a cuenta del comercio de cereal ucraniano. Polonia ha liderado las protestas por la decisión de la Unión Europea de levantar el veto a la importación de grano procedente de Ucrania, llegando incluso a plantearse vetar la entrada de Ucrania en la Unión y estableciendo prohibiciones para determinados productos procedentes de su país vecino.

Ucrania ha respondido con la prohibición de importar frutas y verduras procedentes de Polonia, y el presidente Zelenski llegó a acusar este miércoles a «algunos países del este» de tener «acuerdos por debajo de la mesa con Rusia» en relación a este choque a cuenta de los cereales.

Zelenski considera que la reacción airada de Polonia y otros países como Hungría o Eslovaquia forma parte de un «teatro político» que interesa sólo a Moscú. Polonia ha protestado de modo oficial ante el gobierno ucraniano por el contenido de la intervención de Zelenski ante la Asamblea General de la ONU. Morawiecki aseguró también en televisión que había avisado a las autoridades ucranianas de que «si siguen escalando en este conflicto, añadiremos más productos cuya importación quedará prohibida».

Durante la mañana de este jueves ambos gobiernos han intentado acercar posiciones después de que los ministros de Agricultura de ambos países hayan hablado por teléfono. Por parte de la Unión Europea, un portavoz de la Comisión ha señalado hoy que Bruselas «no comenta las decisiones determinadas de un Estado miembro sobre sus contribuciones; lo importante es que el apoyo de la Unión a Ucrania en todos los aspectos en los que les hemos prestado ayuda hasta el momento se mantiene firme, incluida la asistencia militar».

Mensaje en clave electoral

Los mensajes del gobierno polaco forman parte también de la precampaña electoral en ese país, donde se celebran elecciones parlamentarias el próximo 15 de octubre.

El partido de Morawiecki ha recibido críticas desde la extrema derecha, que le acusa de someterse a las exigencias de Ucrania y también afronta las protestas de determinados sectores agrícolas del país que culpan a la competencia de productos ucranianos de ser una amenaza para los precios y su propia subsistencia.

Las encuestas de las últimas semanas muestran un retroceso del partido de Morawiecki que podrían obligarle a buscar un gobierno de coalición y el partido ultraderechista Konfederacja puede convertirse en fundamental para la formación de un nuevo ejecutivo.

En un movimiento de acercamiento a las tesis de la extrema derecha, el 15 de octubre también se vota en referéndum la posibilidad de endurecer las medidas contra la inmigración procedente de Oriente Medio y África.

La decisión de Polonia de dejar de entregar armas a Ucrania es un duro golpe para el país invadido. Ucrania ha recibido un importante apoyo militar de Polonia, y la pérdida de este apoyo podría dificultar su defensa ante la ofensiva rusa.

La decisión también es un signo de la creciente tensión entre Polonia y Ucrania. Ambos países son aliados en la guerra contra Rusia, pero sus intereses no siempre coinciden. El enfrentamiento por el comercio de grano es un ejemplo de ello.

La decisión de Polonia también tiene un componente electoral. El partido de Morawiecki está perdiendo apoyos en las encuestas, y la decisión de dejar de entregar armas a Ucrania podría ser un intento de ganarse el favor de la extrema derecha, que es partidaria de una línea dura contra Rusia.