Según el ministro de Justicia de Brasil, Flávio Dino, la Policía halló mensajes que sugerían «actos preparatorios» para disparar un «tiro a distancia» al mandatario durante el acto presidencial del pasado 1 de enero.

El ministro brasileño de Justicia, Flávio Dino, reveló este viernes que la Policía Federal halló mensajes que sugieren la existencia de «actos preparatorios» para disparar un «tiro a distancia» al presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, durante su investidura en Brasilia el pasado 1 de enero.

Un hombre que fue arrestado en diciembre, tras el hallazgo de una bomba en un camión de combustible cerca del aeropuerto de Brasilia, «estaba haciendo entrenamiento y obteniendo instrucciones de cómo dar un tiro de fusil desde una larga distancia», afirmó el responsable de Justicia en una entrevista al diario Estadao al ser consultado acerca de si el mandatario brasileño se encuentra «bajo una amenaza real».

En mensajes encontrados por las autoridades, «hay un diálogo en el que [el individuo] busca información sobre cuál es el mejor fusil y la mejor mira para determinados metros de distancia», detalló Dino.

Atentado fallido

El 24 de diciembre, a una semana de la ceremonia de asunción presidencial, La Policía Militar desactivó un artefacto explosivo dentro de un camión en las adyacencias del Aeropuerto Internacional Presidente Juscelino Kubitschek. Al día siguiente, las fuerzas del orden detuvieron a George Washington de Oliveira Sousa, quien admitió su responsabilidad en el hecho. 

En su vivienda se encontraron escopetas, un rifle, dos revólveres, tres pistolas, municiones, uniformes camuflados y cinco emulsiones explosivas. El objetivo del detenido, según la prensa local, era «llamar la atención para el movimiento a favor del presidente Bolsonaro» y causar un «tumulto» en Brasilia.

Una semana después de la asunción de Lula, miles de partidarios del ultraderechista Jair Bolsonaro, disconformes con la vuelta al poder del líder izquierdista, destrozaron las icónicas sedes de los tres poderes del país –el presidencial Palacio de Planalto, el Congreso Nacional y el Supremo Tribunal Federal (STF) en la capital brasileña.

Los ataques, que representaron la mayor agresión contra la democracia desde el fin de la dictadura, provocaron graves destrozos en el patrimonio histórico y artístico y en los espacios privados en los que trabajan a diario las máximas autoridades brasileñas.

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